lunes, 17 de marzo de 2014

Cafeína

Es difícil dejar una droga, pensó Pamela.
Lamento no darte las lágrimas que te mereces, pensó Pamela.
Y una dos, o tres semanas después, Emap gritó su furia, entendiendo por fin qué había pasado.
Se lamentó Pame cuando el mundo cayó. Pero era una mierda. Ya sabía que la iba a abandonar. El lamento le duró dos segundos, porque no hay que lamentar las pérdidas necesarias.
No hay que lamentarse por la gente que nunca te apreció.
Es muy facil decir te quiero sin sentirlo, pensó Pamela.

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